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El Fútbol, las Apuestas y la ¨Ética¨


FFC Fútbol Fuera de Cancha:

Columna de opinión de Jaime Alfonzo

El Fútbol, las Apuestas y la ¨Ética¨

 

El fútbol es un deporte en venta al mejor postor, ese deporte que alguna vez fue sinónimo de pasión, identidad y gloria, ha caído en un abismo del que parece no haber retorno. Lo que antes era un espacio sagrado para los aficionados, donde los héroes se forjaban con sudor y goles, se ha convertido en un circo mediático donde los verdaderos protagonistas no son los jugadores ni los entrenadores, sino los apostadores y las casas de apuestas. El reciente escándalo de amaño de partidos en la Liga Premier MX es solo la punta del iceberg de un problema que lleva décadas gestándose en las sombras y que hoy, con el crecimiento descontrolado de las plataformas de apuestas, amenaza con devorar la poca credibilidad que le quedaba al deporte.

 

El caso de los futbolistas del Real Apodaca y Correcaminos es un ejemplo crudo y revelador de lo que muchos ya sospechaban: el fútbol está en venta, y su precio es sorprendentemente bajo. Por 3 mil dólares, un grupo de jugadores vendió la esencia misma del juego. No importa cuál era su situación económica ni si el dinero era una necesidad imperante; lo que queda claro es que la integridad ya no es un requisito para ser futbolista profesional. Pero antes de apuntar el dedo únicamente a estos jugadores, hay que mirar más arriba, donde los verdaderos beneficiados de este sistema se ocultan tras la fachada de patrocinios millonarios y contratos publicitarios.

 

Javier Aguirre y la Sombra del Amaño

Uno de los nombres que inevitablemente aparece cuando se habla de amaño de partidos es el de Javier Aguirre. En 2018, la justicia española lo señaló junto a otros 41 implicados por presunta manipulación del partido entre el Zaragoza y el Levante en 2011. Aunque finalmente fue absuelto, la sombra de la duda nunca se disipó del todo. Aguirre, quien hoy dirige a la selección mexicana, es un reflejo de cómo el fútbol ha normalizado la corrupción y cómo las ligas y federaciones prefieren mirar hacia otro lado antes que profundizar en las redes de amaño que se tejen en sus propias competiciones.

 

Si el escándalo en México se dio en una liga de bajo perfil, lo de Aguirre fue en la élite del fútbol europeo. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Cuántos otros partidos han sido amañados y cuántos jugadores han sucumbido a la tentación del dinero fácil? La FIFA, la UEFA y las federaciones nacionales han creado comisiones y protocolos para combatir la corrupción en el deporte, pero la realidad es que las apuestas han encontrado un terreno fértil en el fútbol, donde la ética es un estorbo para los negocios.

 

La Trampa de la Publicidad y la Complicidad Mediática

Las casas de apuestas han logrado lo impensable: ser los dueños invisibles del fútbol. En México, Caliente no solo patrocina equipos, sino también programas de televisión, narraciones de partidos y hasta a los propios periodistas. No es casualidad que cada transmisión de un partido venga acompañada de constantes "recomendaciones" para apostar en el siguiente gol, en la siguiente tarjeta o en el resultado final. No es periodismo, es publicidad disfrazada de análisis.

 

Lo que hacen los comentaristas y conductores de programas deportivos es repugnante. Con la misma ligereza con la que analizan una jugada, invitan a la audiencia a apostar. No importa si se trata de un aficionado común o de un joven futbolista que sueña con llegar a primera división: el mensaje es claro y directo, "pon tu dinero aquí, que aquí se gana". Pero lo que no dicen es que, en este juego, los únicos que realmente ganan son las casas de apuestas y los promotores de este negocio.

 

El crecimiento de estas casas ha sido exponencial, y su presencia en el fútbol ha hecho que la frontera entre la pasión deportiva y el negocio sucio sea cada vez más delgada. Es un círculo vicioso: se fomenta la apuesta, se crean más oportunidades para amaño de partidos, se pierde la credibilidad del deporte y, aun así, el negocio sigue creciendo sin control.

 

La Ruina de un Deporte

Cuando los jugadores se venden por unas cuantas monedas, cuando los entrenadores son acusados de corrupción y cuando los periodistas actúan como voceros de las casas de apuestas, lo que queda es una industria vacía de principios y saturada de avaricia. No hay remedio si no se toman decisiones drásticas. Se necesita una regulación más estricta sobre las apuestas en el deporte, se necesita erradicar de los medios a quienes promueven este vicio y, sobre todo, se necesita recordar que el fútbol es de la gente, no de los apostadores.

 

Mientras la corrupción y la complicidad sigan mandando, el fútbol seguirá siendo lo que hoy es: un espectáculo de trampa, dinero sucio y desvergüenza absoluta. El fútbol necesita un rescate, no solo de sus instituciones, sino de su alma. Porque si algo es seguro, es que sin ética, sin pasión genuina y sin respeto por el aficionado, este deporte no será más que un negocio vacío, un circo sin gracia y un reflejo de todo lo que está mal en nuestra sociedad.



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