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Homenaje a Manuel Pellegríni

Cóndor:

Columna de opinión de Aurelio Valenzuela

Homenaje a Manuel Pellegrini

 

A lo largo de mi vida, he tenido el privilegio de recorrer todos los rincones del mundo del fútbol: desde los campos polvorientos de los torneos juveniles hasta los estruendosos estadios de competiciones internacionales. Pero si algo me llena de un profundo orgullo es haber compartido experiencias en el Colegio de Entrenadores de Chile con uno de los hombres más dignos de admiración en nuestra patria: Manuel Pellegrini.

 

El fútbol es más que un deporte; es una metáfora de la vida, con sus triunfos, derrotas y momentos de inspiración. Como entrenador, tanto en el fútbol formativo como en el profesional, he sido testigo de la evolución de este deporte en mi querida patria, Chile, y en el mundo. Una de las figuras que siempre ha dejado una marca indeleble es mi paisano Manuel Pellegrini, un hombre cuya trayectoria se despliega como las majestuosas alas de un cóndor sobre las cordilleras de los Andes.

 

Manuel Pellegrini, "El Ingeniero", ha construido una carrera admirable que ha cruzado fronteras y escalado los más altos picos del fútbol de élite. Inició su camino en el fútbol como jugador en Universidad de Chile, pero fue en su papel de entrenador donde dejó su mayor legado. Desde sus primeros pasos en equipos chilenos como Universidad de Chile y Palestino, hasta su éxito en Europa con clubes de renombre como el Villarreal, Real Madrid, Málaga, Manchester City y actualmente el Real Betis, Pellegrini ha demostrado ser un estratega meticuloso, un líder sobrio y un ser humano de inquebrantable respeto y sencillez.

 

Recuerdo con especial cariño nuestras charlas en el Colegio Técnico de Entrenadores de Chile, donde compartimos experiencias y aprendizajes. Pellegrini siempre se dirigió con profundo respeto hacia sus colegas y, en especial, hacia mí. Su capacidad para escuchar y compartir ideas sin pretensiones refleja no solo su sabiduría, sino también su humildad, una virtud que le ha ganado el cariño y la admiración de quienes lo conocemos.

 

En este contexto, es imposible no mencionar a Fernando Riera, el legendario director técnico de la selección de Chile en el Mundial de 1962. Riera fue más que un estratega; fue un pionero que cambió la percepción del fútbol chileno a nivel internacional y se convirtió en un faro de inspiración para generaciones de entrenadores. Pellegrini, al igual que otros de gran talla internacional, encontró en Riera un ejemplo a seguir, un modelo de profesionalismo y visión que trascendió el tiempo y las fronteras.

 

En la actualidad, ver a Pellegrini dirigiendo al Real Betis, donde ha revitalizado al equipo con su particular estilo de juego y ha llevado al club a conquistar la Copa del Rey, es motivo de orgullo. Su legado es un recordatorio de que la constancia y la clase pueden abrirse paso en un deporte que a menudo premia lo efímero. Más allá de los títulos y los logros, lo que distingue a Manuel es su capacidad para liderar con integridad y su enfoque de respeto hacia el juego y las personas.

 

Hoy, desde mi perspectiva como un veterano del fútbol, puedo decir sin titubeos que Manuel Pellegrini encarna lo mejor de nuestro deporte: la pasión, la disciplina, y el respeto.

Gracias, Manuel, por tu ejemplo, por mostrarnos que el éxito no está solo en la cima, sino en la forma en que llegamos a ella. Como el cóndor que surca majestuoso las alturas de nuestras cordilleras, tu legado sigue volando alto, recordándonos a todos que, con esfuerzo y nobleza, no hay límites para soñar.

 

Al cerrar esta columna, no puedo dejar de expresar mi deseo de verlo algún día dirigiendo a la Roja, nuestra querida selección chilena. La experiencia y la grandeza de Pellegrini serían un tesoro incalculable para el fútbol chileno, y estoy seguro de que él siente la misma pasión por nuestro país que los que hemos compartido con él.

 

Gracias, Manuel, por ser un ejemplo de perseverancia, elegancia y humanidad en el fútbol. Chile y el mundo te admiran, y tus colegas, como yo, siempre tendremos un profundo respeto por tu trabajo y trayectoria.

 


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