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Martín Anselmi: Un traidor y oportunista más en el fútbol mexicano

FFC Fútbol Fuera de Cancha:

Columna de opinión de Jaime Alfonzo

Martín Anselmi: Un traidor y oportunista más en el fútbol mexicano  

 

En el futbol, las historias de traiciones, oportunismos y malas decisiones no son ajenas a las grandes pasiones que genera este deporte. El caso de Martín Anselmi, quien actualmente protagoniza un escándalo en su salida de Cruz Azul, es un nuevo capítulo que reaviva los cuestionamientos sobre la ética profesional de ciertos técnicos argentinos en el futbol mexicano.

 

Más allá de las emociones, esta situación nos invita a analizar un patrón que, lamentablemente, se ha repetido con otros entrenadores sudamericanos en México.

 

Una salida por la puerta trasera

La noticia de que Martín Anselmi dejó al Cruz Azul para perseguir su sueño de dirigir en Europa ha generado descontento entre los aficionados y un profundo malestar en la directiva del club. No es solo el hecho de que un técnico decida buscar mejores horizontes —algo que, en el papel, es legítimo—, sino las formas en las que lo ha hecho. Según reportes, Anselmi no solo vació su oficina sin previo aviso, sino que se ha negado a devolver los recursos proporcionados por el club, como celulares y, lo que es más preocupante, los datos estadísticos de los futbolistas.

 

Este último punto es particularmente grave, pues el manejo de la información en el futbol moderno es tan valioso como el talento en el campo. Los datos de rendimiento de los jugadores son una herramienta estratégica que podría beneficiar o perjudicar al equipo si caen en manos equivocadas. La negativa de Anselmi de entregarlos es una falta no solo a la institución que le abrió las puertas, sino también a los valores éticos que deberían regir a un profesional.

 

La traición a la confianza

La directiva de Cruz Azul confió plenamente en Anselmi, dándole las herramientas necesarias para llevar a cabo un proyecto ambicioso. No solo le brindaron el respaldo institucional, sino que invirtieron en los jugadores que el técnico pidió para construir un equipo competitivo. Sin embargo, esa confianza fue traicionada de la peor manera. A escondidas, Anselmi negoció su salida con el Porto de Portugal, dejando en claro que su hambre de alcanzar Europa estuvo por encima de cualquier compromiso moral o profesional con el club que apostó por él.

 

¿Cómo se puede confiar en alguien que traiciona de esta manera? La ética y el profesionalismo son valores que deberían estar por encima de cualquier ambición personal, pero casos como este demuestran que hay quienes priorizan su beneficio inmediato sin importar las consecuencias.

 

Técnicos argentinos: ¿Oportunismo o pragmatismo?

El caso de Anselmi no es un hecho aislado. En años recientes, varios técnicos argentinos han dejado una sensación agridulce en México debido a su aparente pragmatismo oportunista. Fernando Gago, por ejemplo, salió de Chivas de manera cuestionable, y las comparaciones entre ambos no tardaron en surgir. Estos casos alimentan la percepción de que algunos entrenadores llegan al futbol mexicano no tanto por compromiso con el proyecto deportivo, sino como un trampolín para alcanzar otras metas personales.

 

Aquí cabe recordar el dicho popular: "La culpa no la tiene el indio, sino quien lo hace compadre". En otras palabras, el problema no radica únicamente en los técnicos argentinos que aprovechan las oportunidades, sino en las directivas mexicanas que, una y otra vez, abren la puerta a profesionales cuyo interés por el futbol mexicano parece ser circunstancial.

 

El caso Anselmi debería ser un llamado de atención tanto para los clubes como para los aficionados. Los equipos mexicanos deben ser más rigurosos al seleccionar a sus entrenadores, no solo por su currículum, sino también por su compromiso a largo plazo con los proyectos que les son encomendados. Es importante recordar que el fútbol es un deporte que vive de pasiones, pero también de valores como la lealtad y el profesionalismo.

 

En cuanto a Anselmi, su salida no solo daña su imagen, sino que refuerza un estigma que muchos entrenadores argentinos trabajan arduamente para desmontar. A pesar de los talentos y logros que varios de ellos han aportado al futbol mexicano, casos como este nublan los avances y generan desconfianza hacia toda una nacionalidad.

 

En el futbol, como en la vida, las formas importan tanto como los resultados. Y aunque los sueños europeos de Anselmi puedan cumplirse, el daño que ha dejado en su paso por Cruz Azul es un recordatorio de que el éxito personal no debe construirse a costa de las instituciones que te dieron la oportunidad de brillar.

 


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